La historia empezó hace dos siglos, corría el año 1811 en Epernay situado en el departamento de Marne a 25 km al suroeste de Reims. Fue pues la boda de Pierre-Nicolas Perrier y Adèle Jouët el nacimiento de la Maison Perrier-Jouët.
Pioneros en la trazabilidad de producto y en la lucha contra las falsificaciones, con esta motivación Perrier-Jouët fue la primera Maison de Champagne en mostrar la añada en las botellas. Hecho que les permitía presumir de calidad y de exigencia de producto por otro lado eso les obligaba a desechar el producto en las añadas de menor calidad.
Como compromiso con la calidad, la excelencia y la excepcionalidad aún se conserva la añada más antigua de Perrrier Jouët, la de 1825.
Símbolo de este compromiso queda vigente en selectas mesas que el Champagne de Epernay ha presidido, desde la corte de Napoleón III o la Reina Victoria hasta ser el espumoso favorito de la Princesa Grace de Mónaco. Sin olvidar que Perrier Jouët Belle Époque esta presente incondicionalmente en el Baile de la Rosa.
Dos siglos de historia con un “savoir faire” transmitido desde las Caves a solamente 7 Chefs que no han sido relevados hasta que sus conocimientos hasta alcanzar la maestría necesaria para dominar los matices y sutilezas propias e inconfundibles de Perrier Jouët.
Así pues, Hervé Deschamps es el séptimo Chef des Caves. Nombrado en 1993 después de diez años de aprendizaje de su predecesor para conseguir que en cada cuvée prevalezca la elegancia y la finura.
«Me lanzo a la elaboración del ensamblaje de una sola vez, al igual que un artista cuyo flujo creativo se halla, de forma misteriosa, en perfecta sincronía con su intuición, sensibilidad y experiencia» H. Deschamps
Por otro lado, como no mencionar la estrecha relación entre Perrier Jouët y el Art Nouveau. Es inevitable no reconocer su mítica botella Belle Époque decorada con anémonas japonesas. Fue creada en 1902 por Émile Gallé, artista y maestro vidriero considerado como uno de los más tempranos y célebres representantes del movimiento.
En referencia a los viñedos más de 65 hectáreas totales en la actualidad que han ido creciendo desde el siglo XVIII hasta clasificarse con un 99,2% en la «escala de Grand Crus» y englobar cinco de los crus más importantes.
Las diferentes cepas como; el Pinot Noirs del Grand Cru de Mailly, aportan frescura desde la montaña del sur de Aÿ, en el Vallée de la Marne. Las Chardonnays de la Côte des Blancs, constituyen una firme estructura aunque sin llegar a ser predominantes y al mismo tiempo, las generosas y afrutadas Pinot Meuniers del Premier Cru de Dizy aportan encanto especial.
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