A principios del siglo XX, la revolución industrial marcaba ya el camino de la sociedad europea, las primeras marcas automovilísticas aparecían como revolucionarias empresas tecnológicas, los aviones comerciales hacían sus primeros vuelos y los cruceros transatlánticos ya eran una realidad. Viajar se hacía cada vez más fácil, aunque seguía siendo una aventura.
Fue entonces en 1919 cuando en Barcelona apareció el aeropuerto del Prat y cuando se realizó el primer vuelo de pasajeros, procedente de Toulouse y con destino final Casablanca. Pero un año más tarde, en 1920, se hizo el primer vuelo de Barcelona a Madrid.
Fue algo más tarde, en 1927, cuando nació la primera línea de Iberia y su vuelo inaugural partió desde el Aeropuerto de El Prat hacia el Aeropuerto de Carabanchel Alto en la capital española.
Pero no solamente por aire la ciudad de Barcelona se abría al progreso. Un potente puerto marítimo atraía ya a cruceros transoceánicos desde los Estados Unidos y del Mediterráneo, desde ciudades costeras de Europa, todos repletos de turistas.
Esta actividad viajera y una época de esplendor fueron los motores para que un pequeño negocio familiar, encabezado por Jaime Iglesias, abriera su primer atelier, en 1920, ubicado en el barrio de Gracia de la capital con la intención de fabricar maletas y baúles de piel para venderlos a los turistas.
El negocio despuntaba por su calidad, pronto empezó a recibir encargos de distintas partes del mundo y en 1950 María Antonia Iglesias, hija de Jaime Iglesias, se incorporó al negocio abriendo su primera tienda de bolsos. El saber hacer, los diseños exclusivos y el buen gusto de María hicieron que la marca se posicionará entre la alta sociedad catalana.
La empresa como tal se fundó a finales de los ochenta, con la tercera generación de la familia. El reconocimiento internacional llegó con la incorporación de Mireia Morete, nieta del fundador, creadora del bolso Abanico; el indiscutible icono de Lupo.
Lupo en 2001 presentó Abanico en Milán y fue galardonado con el premio al mejor diseño en la feria MiPiel. Con este reconocimiento la firma de Barcelona consiguió ser la primera marca no italiana en ser premiada con este galardón.
Nada de esto hubiese sido posible sin la contante evolución, sin la combinación de tradición y contemporaneidad, sin una meticulosa manufactura artesana y sin un entorno evocador como es la arquitectura de Gaudí y la ciudad de Barcelona. Que han sido fuente de inspiración para LUPO así lo demuestran sus diferentes modelos, como es la colección La Pedrera. Inspirada en las formas de las diferentes chimeneas del emblemático edificio de Paseo de Gracia, obra del arquitecto Antoni Gaudí.
Lupo siempre a la vanguardia de las tendencias, ya no solo es marroquinería. Es moda y tradición en mayúsculas, así lo demuestran con las adaptaciones de sus bolsos a las exigencias actuales y a las tendencias de estilo sin perder un ápice de su carisma y personalidad. Todo ello integrando técnicas de marroquinería tradicional a sus modelos para aportar valor y exclusividad manteniendo una calidad de acabados y de materiales excepcional.
Una muestra más de la proyección de la marca hacia la moda es su colección de mujer Prêt-à-porter.
Imagenes©: el Pais.com, Lupo, Personalshopper-barcelona.
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