Ramón Monegal es uno de los olfatos más prodigiosos de España y el único perfumista de autor de nuestro país con un lenguaje olfativo característico. Su objetivo es cuidar con detalle cada gota para poder conseguir la mayor excelencia y calidad encerrada en sus frascos. Monegal cuenta con la imaginación, la experiencia, la emoción y el recuerdo para poder conseguir perfumes con nobles esencias de gran distinción.
El perfumista transforma el olor en arte, gracias a la libertad de fórmulas e ingredientes con los que cuenta – además de su experiencia –, recuperando también el origen artesanal de la producción de perfumes.
Para usted, ¿qué es el lujo?
Yo siempre digo que el único lujo que existe es el arte, y cualquier pieza de arte debe estar firmada por su autor. La perfumería no es un arte porque se ha industrializado, aunque hubo un tiempo en que sí lo fue. Con lo que yo hago, intento recuperar la vía de lo que era el arte de la perfumería.
¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo?
Lo que más me gusta es la libertad de poder hacer lo que yo quiero y con la gente que quiero.
Si pudiera describir la marca Ramón Monegal en una sola palabra, ¿cuál sería?
Para mí, en estos momentos, es un reto. La perfumería española siempre ha sido muy importante, heredada de los árabes que son los que culturalmente le han dado más importancia al perfume. Somos de los países que más nos gusta la perfumería porque desde que nacemos nos perfumamos. Otro episodio importante fue que la dictadura socializó la perfumería pidiendo a los industriales que crearan una colonia de un litro, a la que se eximió de impuestos, para que todos los hogares tuvieran su perfume familiar. Por todo ello, creo que en España tenemos una gran tradición en perfumería y grandes marcas, pero que no han sido reconocidas por el mundo. Mi reto es demostrar que en España tenemos talento, tenemos cultura, tenemos gusto por la perfumería y que de aquí pueden salir perfumes tan buenos como los franceses.
¿Cuál ha sido la que usted considere su mejor creación?
Siempre es importante tu primera creación, pero sobretodo la que estoy trabajando ahora, porque cuando haces un proyecto siempre crees que será la bomba. Cuando acabe éste, supongo que será mi próxima creación, porque si no creyera que se puede mejorar, tendría que dedicarme a otra cosa.
¿Cuál es su olor favorito?
Me gustan mucho los olores, pero hay algunos que son más emotivos o me traen buenos recuerdos. Me gusta la raíz del iris, el cuero, las maderas…cosas que no son tan evidentes como las flores.
¿Considera que el mercado español es un buen consumidor de perfume?
Es excelente, aunque vamos atrasados en perfumes de lujo porque el cliente español está acostumbrado a tener perfume a un precio muy bajo. No estamos acostumbrados a la exclusividad, pero la semilla está sembrada, se ha regado y empieza a salir. Cada vez hay más gente dispuesta a gastar más dinero por un olor.
¿Cómo ve la industria del perfume en 10 años?
En Barcelona, cuna de la perfumería en España, la cosa está cambiando. Yo he vivido varias etapas y he visto como ha ido creciendo. Hubo una época donde era muy popular, pero había también perfumería exclusiva que era la de las marcas de lujo. Con el tiempo, este sector del lujo se ha convertido en mass-market y los clientes quieren algo que les haga sentir diferente. Por ello, las marcas más de autor y que no estamos ligados a las tendencias tenemos nuestra oportunidad. En el futuro, la industria de los grandes volúmenes sufrirá porque el deseo del cliente será tener su propio olor personal o que poca gente pueda tenerlo. Volveremos a la exclusividad después de que los productos que se consideraban de lujo se hayan masificado y se vendan junto a los detergentes La industria deberá reinventarse y los artesanos ganaremos terreno.
¿Cuál sería la antítesis de un perfume de lujo?
El perfume personal, el hecho a medida…Es casi una obra de arte, porque es único, lleva la firma del autor y comunica los valores del cliente, pero también tiene el precio de una obra de arte. Sin embargo, hay sistemas que permiten personalizar el perfume sin llegar a la obra única.
¿Cómo comunicaría un sentimiento a través de un perfume?
Un perfume es un mensaje, una actitud. Hay un lenguaje del perfume. Yo lo equiparo a una novela, puesto que hay unas palabras con las que formas frases y con ello creas los acordes de un relato: unas sensaciones, unas emociones…que al final configuran una actitud. Yo no elijo los ingredientes por capricho, sino por su significado. Las flores transmiten seducción, las maderas las utilizo para dar fuerza, las especies para exaltar, la raíz transmiten equilibrio, las hojas dan libertad…Cada uno de estos elementos tienen por sí mismo un sentimiento o una actitud. Sólo los perfumistas tienen una idea del lenguaje del perfume. Si todos hubiésemos sido educados para conocer los olores, nuestra elección iría más allá de la publicidad o la celebrity de turno y lo haríamos en función de nuestras sensaciones.
¿Qué le recomendaría a una persona a la hora de elegir su perfume ideal?
Lo primero que deberíamos hacer es educar a las personas en su actitud a la hora de ir a buscar un olor. Un perfume es como un zapato nuevo que al principio nos puede incomodar pero luego se adapta a ti. Hay que hacer lo mismo: lo has de llevar, te has de acostumbrar a él para darte cuenta que no hay olores buenos y malos. El perfume es como una obra abstracta que has de entender para que te guste. Es cuestión de percepciones.
¿Qué olor recuerda de su niñez?
Los olores de la infancia son muy importantes. Pueden ser de colonias, de personas, de lugares o de momentos. En mi caso, el olor del mar me produce un estado de bienestar porque me recuerda a las vacaciones. El olor de mandarina me transporta al colegio o la madera de cedro porque solía morder los lápices.
¿Cuál fue su primer perfume?
Fue Alada. Era un proyecto pensado para la gente joven que realicé para Myrurgia. A mi padre no le gusto nada, pero fue un gran éxito y se convirtió en líder de mercado.
¿Qué colecciona?
Empecé de pequeño coleccionando coches en miniatura y todavía sigo, aunque ahora son un poco más grandes porque los detalles son mejores. Tengo también una colección de cuchillos de caza y otra de bicicletas. Nada relacionado con el mundo del perfume porque, aunque tengo muchos, ello es trabajo. Además, los perfumes no se pueden coleccionar, sólo sus botellas porque, igual que los vinos, con el tiempo se oxidan.
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