Los que han estudiado historia de la moda, reconocen el nombre de Paul Poiret. Figura indiscutible de la Belle Epoque, fue un modisto adelantado a su tiempo, visionario y que, sin embargo, sucumbió a la modernización de la industria. Él fue el encargado de despojar a la mujer de sus encorsetados vestidos, de la llegada del orientalismo a la moda y el creador de la primera fragancia ligada a una casa de moda, pero en 1929 se retiró y desde entonces su firma ha permanecido en el olvido, aletargada, hasta ahora.
Casi noventa años después, Poiret resucita y lo hace de la mano de dos mujeres: Anne Chapelle, directora ejecutiva, y Yiging Yin, directora creativa. Ambas pretenden proseguir el trabajo del diseñador francés, con una visión más moderna.
Yiging Yin diseña para una mujer que se siente libre con ropa de gran tamaño. Sus volúmenes son estructuras flexibles, cuya forma viene determinada por las curvas de la mujer. Un encuentro entre las líneas puras y la ornamentación, entre la estructura minimalista y el movimiento fluido. Y al igual que Paul Poiret, juega con las texturas, concibiendo la moda como un arte en el que la artesanía tiene un papel fundamental.
Yiging Yin presentó su primera colección Otoño-Invierno para Poiret en la semana de la Moda de París y no defraudó. La esencia de Poiret sigue allí. Sus prendas siguen envolviendo a la mujer con fluidez de movimientos y cierta sensualidad. La ostentosidad de Poiret se ha camuflado en la utilización de colores como el rosa fuerte, el ocre tostado o el azul empolvado, porque los nuevos tiempos no entienden de derroche como se hacía en los años 20, pero Yiging Yin ha sabido trasladar el mundo Poiret a nuestros días.
Al igual que ocurrió con Schiaparelli o Balenciaga, la nueva era de Poiret pretende afianzar la marca y devolverle el status que se merece en el mundo de la moda. Paul Poiret es parte importante de la historia de la moda y sus creaciones han servido de inspiración a diseñadores de todos los tiempos. Su firma cerró pero su impronta y su arte siguieron vivos a través de nuevos talentos. Su definición de la elegancia es la que mueve la industria “los verdaderos elegantes son aquellos que inventan las modas, los que las crean, no los que las siguen”.
© Imágenes Poiret
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