Viajar es un placer. Rara es la persona a la que no le gusta conocer otros lugares, otras culturas, otra gente. Cada cual elige su destino en función de sus inquietudes y gustos. Los hay que buscan cultura, otros aventura, naturaleza, arquitectura…Y los hay que se mueven por el estómago, en busca de sabores distintos a los habituales, en busca de ingredientes y formas de cocinar diferentes a las que está acostumbrado en su rutina normal. Es el llamado turismo gastronómico y este año tiene un destino claro: Perú.
El país andino se caracteriza por tener una cocina de las más privilegiadas del mundo por la variedad de ingredientes y por la gran herencia de mestizaje recibida por la inmigración española, africana, china, japonesa e italiana. Un gran intercambio cultural que ha propiciado la fusión de sus platos y sus sabores.
Quizás por ello no es de extrañar que tres de sus restaurantes se encuentren entre los 50 mejores del mundo, según World’s 50 Best restaurants 2017. El restaurante Central, dirigido por Virgilio Martínez, el Maido de Mitsuharu Tsumura y el Astrid y Gastón, del chef Gastón Acuria son los elegidos.
Central ofrece cocina de vanguardia en el barrio de Miraflores de Lima, utilizando productos cultivados en su propio huerto en el centro de la ciudad. Ofrece cuatro menús degustación que aseguran una experiencia que le transportará al altiplano peruano.
Maido es el mejor ejemplo de la influencia japonesa en la cocina peruana, fruto de la pasión de su chef por la cocina Nikkei.
También en la capital peruana, Astrid y Gastón apuesta por revalorizar la cocina regional sorprendiendo al comensal con viandas como el cuy pekinés, típico roedor andino de la zona de Arequipa, y el plato de tres cebiches con delicias del mar.
Tres ejemplos de la buena comida que se puede encontrar en Perú. Sin embargo, eso no es todo. A veces no es necesario acudir a un restaurante para descubrir la rica gastronomía del país. Tan sólo es necesario recorrer sus calles para descubrir la gran cantidad de sabores que ofrece este país. Un simple bocadillo, una simple ensalada o un pequeño aperitivo pueden mostrar al viajero su gran potencial culinario.
Pero si al final de su viaje, su cocina no le ha convencido, a bien seguro el país lo habrá conquistado por su cultura, su historia, su paisaje y por la amabilidad de su gente.
© Imágenes Central; Imágenes Maido; Imágenes Astrid y Gastón
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